El verdadero enemigo del género femenino es la misma mujer.

 

Al leer en un periódico digital que la senadora Faride Raful  manifestó este pasado miércoles 3 de Mayo, que procedía a iniciar un juicio político contra de los Miembros de la Cámara de Cuentas, solamente pensé “caramba que nefastas declaraciones”. Ella solo pensó en un titular,  para que los medios aprecien su mal fingida imagen de pulcritud, que solo existe en su mente.

Ella no pensó que ese tal director de la CC, Janel Andrés Ramírez, buscó una salida avispada y oportunista de “hundirnos todos y ahí pasó el pale”. Ella no analizó que esas damas, a quienes no conozco, simplemente dieron un grito de alarma de lo que se vive  en la sociedad dominicana, y que tuvieron el valor de enfrentar dicha situación y no arrodillarse a los instintos mas bajos de ese personaje.

Que defensora nos gastamos los que vivimos en el Distrito Nacional. Soy pro mujer y aunque apoyé al candidato de mi partido, ya que la senadora Raful ganó, esperaba de ella una verdadera representante de la mujer dominicana, pero como me he equivocado.   Miren como son las cosas de la vida, justo en el mes de las Madres, les clava el cuchillo por la espalda, como un presagio de su machismo oculto, dentro del cual, ella es la única que vale.

Pero no es así!

Existimos millones de mujeres en República Dominicana que hemos y seguimos librando la batalla contra el acoso y no damos nuestro brazo a torcer, y por nuestras convicciones hemos pagado un precio muy alto. Por eso me uno a esas distinguidas damas que han demostrado, que para alcanzar las metas, se utiliza el cerebro y no el cuerpo.

Hago un llamado a los honorables legisladores, para que dividan en su decisión,  del populismo que el director de la CC está usando para descalificar a los demás jueces de dicha Cámara,  para tapar todo su desorden e inmoralidad y que se hagan eco del justo reclamo de dos mujeres dominicanas merecedoras de trabajar por sus capacidades y no por los indignos impulsos de una minoría que quiere ocupar espacios sin preparación y sin moral, por el simple hecho de que están dispuestas a llegar a lo mas profundo de las degradaciones, solo por ocupar un puesto.

Este es el momento de valorar a la mujer dominicana que mantiene sus principios, moral y buenas costumbres, enviando una señal clara y contundente, de que no se debe jugar con la moral de nadie.

 

Esta es una gran oportunidad,  honorables legisladores.